econfeministas_unai_78El Observatori DESC, junto con la XES y REAS, lanza la publicación digital Economía Solidaria y Derechos Humanos, en la que 115 organizaciones y experiencias del sector han servido para ilustrar ejemplos y buenas prácticas. Nosotras participamos con un texto sobre economías feministas, a cargo de Marta Monasterio:

Por economía social y solidaria (ESS) se entiende una economía centrada en las personas, al servicio de su bienestar, que pone la vida en el centro. Los principios que orientan esta propuesta económica nos hablan, entre otras cosas, de la primacía de las personas y del fin social de la entidad por encima de los beneficios; de la obtención de los resultados económicos en función del trabajo realizado; o de la promoción de la solidaridad interna, la igualdad de oportunidades, la conciliación de la vida personal, familiar y laboral. Un modelo, a fin de cuentas, en el que las entidades busquen la transformación de las relaciones económicas al servicio de un desarrollo humano, social y ecológico más sostenible y que, a su vez, garantice el bienestar de quienes desempeñan dichos trabajos.

En los tiempos que corren, este caminar se presenta complicado, aunque no imposible. Más aún: la situación de inestabilidad económica y la dificultad para encontrar financiación a los proyectos de autoempleo suponen un gran obstáculo con el que es necesario lidiar día a día pero también, un argumento de mucho peso para creer, ahora más que nunca, que el desarrollo económico (y por tanto, humano) sólo puede venir de la mano del fortalecimiento de nuestros proyectos cooperativos y de sus pilares.

Pero ¿qué es lo que debe reforzarse?, ¿cuáles son los elementos que pueden hacer de las entidades lugares para la transformación social y para el desarrollo sostenible, justo y equitativo? En la búsqueda de respuestas, el feminismo ofrece una mirada necesaria e inspiradora; plantea cuestionamientos vertebrales y regala claves para fortalecer los proyectos. Porque podría pensarse en entidades de la ESS que no incluyeran principios, metodologías o metas feministas. De hecho, se ven a diario. Sería factible y funcional, pero iría en contra de los mismos fines de la ESS, tal y como se sueña desde los movimientos.

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