Como ya es tradición, no puede haber mes de julio sin nuestras recomendaciones literarias para el verano. Una colección de títulos para leer a la sombra, acompañadas de un helado, elaborada por nuestro equipo y amigas de Pandora. Libros para todos los gustos, desde novelones a colecciones de relatos, que hemos disfrutado leyendo y esperamos que tú también.

El amigo (Anagrama), Sigrid Nunez. Historia de dos amistades, una que acaba de finalizar por la repentina muerte del amigo de la protagonista, y otra que comienza, con el perro que este le deja de manera inesperada para que se haga cargo de él. El amigo trata sobre el duelo que provoca la pérdida de una amistad, pero también es un libro luminoso, emocionante y divertido, sobre el amor, la literatura y las relaciones de amistad entre seres humanos y animales. Es el primero de tres volúmenes de la autora dedicados al duelo, la pérdida y la amistad, junto con Los vulnerables y Cuál es tu tormento.
Una habitación ajena (Lumen), Alicia Giménez Bartlett. Nelly Boxall, la cocinera y sirvienta de Virginia Woolf y su marido, compartía habitación con otra sirvienta y escribía un diario que guardaba en una caja de cartón. Lo hacía después de los quehaceres en una casa (sin agua corriente y sin luz), y de servir, no sólo al matrimonio Woolf, sino a su séquito de invitados del selecto grupo de Bloomsbury. Partiendo de los diarios de ambas y otras fuentes bibliográficas, Alicia Giménez Bartlett recrea el día a día en este hogar. Un relato lleno de picaresca y odio de clase tamizado que nos desvela verdades y curiosidades sobre la intelectualidad progresista y el periodo de entreguerras.


Marrón (Blackie Books), Rocío Quillahuaman. Cuando a la joven autora le propusieron escribir las memorias de su infancia y adolescencia en Lima y Barcelona, se preguntó quién iba a querer leer que “de niña vivía en un cerro y me aburría tanto que una vez me comí las legañas de mi perro”. Pero Rocío Quillahuaman decidió adentrarse en esto porque “las historias de gente como yo, chicas jóvenes marrones, quedan siempre apartadas, encasilladas”.
Esta ilustradora y animadora agradece haber podido contar qué significa migrar de Perú a España, sin considerarse limeña ni barcelonina. Las lectoras también lo agradecemos. Y mucho. Porque esta historia de una chica como las hay por miles en todos los institutos de ciudades españolas, contada con sarcasmo y humor ácido, resulta reveladora, tierna, dura y maravillosa. Imprescindible para entender cómo el racismo se cuela por cada poro de nuestra cotidianidad y aprender a combatirlo a golpe de creatividad y riqueza.
El factor Rachel (Libros del asteroide), Caroline O’Donoghue. Si necesitas salir de la autoficción, pero te apetece una novela feminista, con humor, que enganche y que no te atormente antes de dormir, esta es tu lectura veraniega. Rachel es una joven universitaria de Cork que se enfrenta, en plena crisis de 2010, a su propia supervivencia estudiando Filología inglesa y con un trabajo precario en una librería. Allí conocerá a James, su compañero de piso, que nunca ha salido del armario: les unirá la inestabilidad económica y emocional y una gran amistad.


Circe (AdN), Madeline Miller. En los últimos años la mitología griega ha sido objeto de diversas relecturas por parte de autoras como Margaret Atwood (Penélope y las criadas) o Ursula K. Leguin (Lavinia), que reescriben las historias desde la perspectiva de las mujeres. Miller, experta en textos clásicos, escoge a la ninfa Circe, hija de Helios, para recorrer varios mitos griegos a través de los ojos de esta hechicera, como el Minotauro, Dédalo e Ícaro y la propia Odisea. Los hechos, de sobra conocidos, no cambian, pero sí la mirada, que pone en el centro las motivaciones y las vivencias de las mujeres, lejos de las clásicas interpretaciones misóginas. Escrito con un estilo envolvente y poético, es una lectura idónea para el verano.
El jardín contra el tiempo (Capitán Swing), Olivia Laing. Laing parte de su propio jardín para explorar la ambivalencia presente en la búsqueda de un paraíso, desde la creación de jardines exclusivos y cerrados, al jardín como utopía comunitaria: “Un jardín es un ejercicio de equilibrio que puede adoptar la forma de colaboración o de guerra encarnizada”. La autora recorre jardines señoriales en Inglaterra, construidos gracias a la explotación de mano de obra esclava, o a través de los cercamientos que despojaron al campesinado de sus tierras. Pero también encuentra versiones del Edén no fundadas en la exclusión, sino pensadas como “un reino de interdependencia y de apoyo mutuo”. Laing nos invita a pensar el jardín en la estela de William Morris, como algo que no solo es útil sino también hermoso, reivindicando la belleza y el deleite como elementos fundamentales para la revolución.


El poder de las madres (Capitán Swing), Fatima Oussak. “La lucha de las madres supone un ángulo muerto del feminismo. No se valoran las luchas de las mujeres en calidad de madres”, afirma la ensayista y activista ecologista, feminista y antirracista francomarroquí. Sin embargo, el potencial de transformación de las madres como sujeto político es inmenso, no solo desde el plano teórico sino también en la práctica, como podemos comprobar a partir de las experiencias que la autora relata, en lugares dispares como Argentina y Francia. Este ensayo es una invitación a la reflexión y a la autoorganización –desde las casas, los barrios y el territorio– para tejer respuestas colectivas al racismo estructural, dejar de ser amortiguadoras de la violencia institucional y construir redes de transformación en los barrios populares.